La primera definición de agilidad se remonta desde la Revolución Industrial.
La creciente competencia ha impulsado a las empresas hacia estrategias que preservan y aumentan su participación de mercado.
Empezamos a explorar el porqué las empresas deben cambiar su definición de agilidad.
Hace más de 100 años, Henry Ford revolucionó la productividad industrial con su tecnología de línea de montaje.
Con el tiempo, muchos otros lo han mejorado, encontrando formas de adaptarse, cambiar y retar el “status quo”.
Este proceso de establecer patrones, eliminar cuellos de botella y perfeccionar tecnologías para que se repitan a escala funcionó durante mucho tiempo.
El momento era el adecuado y el mercado no estaba tan ávido de innovación como hoy.
Afuera con lo viejo
Con el tiempo, el mercado superó el enfoque de talla única. Los consumidores se volvieron cada vez más conscientes de sus necesidades y exigieron soluciones personalizadas.
Una vez más, las empresas volvieron a la mesa de dibujo: encontraron formas de dar cierto nivel de personalización al tiempo que garantizaban un ROI razonable a sus inversores.
Este es, por supuesto, otro patrón más: las empresas cambian / se adaptan a las demandas o necesidades del mercado.
Pero las solicitudes se han vuelto cada vez más frecuentes, casi frenéticas.
La “fórmula mágica” (encontrar patrones, establecer procesos, piratear las necesidades / demandas del mercado y repetir a escala) ya no vale la pena.
Cuando profundizamos en las razones detrás de esta pérdida de valor, encontramos que las empresas todavía están tratando de aplicar patrones en lugares donde no existen patrones. El mercado está cambiando de una manera que hace que la repetición a escala sea casi imposible.
La nueva definición de agilidad empresarial
Algunas empresas entendieron esto desde el principio y se adaptaron en consecuencia. Algunos lo perdieron y fallaron, mientras que otros todavía están en el negocio, pero enfrentan una dura competencia de los nuevos actores del mercado (fintechs, startups, etc.).
Los nuevos actores están extremadamente orientados al consumidor: escuchan todas sus necesidades y se adaptan / cambian rápidamente la forma en que brindan valor para seguir siendo relevantes.
Este es el verdadero significado de Business Agility, no una definición sofisticada o cargada de jerga.
La agilidad empresarial es la puntualidad en la respuesta de las empresas a los cambios del mercado.
Forma la base del empirismo, donde es obligatorio ser transparente para explotar las demandas del mercado y adaptarse en consecuencia.
En medio de todo esto, la verdad es irrefutable: es imposible mantener este nivel de adaptabilidad sin definir un nuevo nivel de colaboración.
Ese nivel se centra en las personas, dónde no solo ejecutan tareas y siguen las reglas, sino que también mantienen una visión clara de su objetivo y trabajan para contribuir a la construcción de demandas de valor para el cliente, innovando / experimentando con soluciones frescas y recolectando retroalimentación y aplicándola hacia la mejora continua.
¿Qué debemos hacer como líderes?
Como líderes empresariales en el panorama actual, debemos preguntarnos: “¿Cómo podemos habilitar un entorno en el que las personas puedan dar lo mejor de sí mismas, es decir, cumpliendo los objetivos comerciales y redefiniendo otros nuevos manteniendo una visión clara sobre la creación de valor para los consumidores? ”
La respuesta variará para cada negocio, pero enfocarse en esta pregunta lo pondrá en el camino hacia un negocio más ágil.
Independientemente del negocio que desempeñe cada empresa, usted debe tener la mayor mejora cuando la respuesta comienza con un cambio cultural profundo en la organización, cuando se aprende y se practica la ejecución codo con codo y, en última instancia, cuando las personas están capacitadas para descubrir las capacidades de cambio de juego que tener.
Por lo tanto, tener un entorno fructífero, fértil y habilitador con personas alentadas y empoderadas calificará a la organización actual para tener éxito, permitiendo que los procesos y sistemas sean optimizados, más adaptables, inteligentes, orientados a resultados y orientados al cliente. Este es lo que entendemos del porqué las empresas deben cambiar su definición de agilidad.